Celestial Urania, ilustre, reina amante de la risa, nacida del mar, amante de la noche, de un aspecto imponente.
Astuta, de quien la necesidad [Ananke] primero surgió, produciendo, noche tras noche, a la dama que todo lo conecta:
Es tuyo unir el mundo con armonía, pues todo surge de ti, oh poder divino.
Las tres Parcas [Moirai] son gobernadas por tu decreto, y todas las producciones se someten por igual a ti:
Todo lo que los cielos, abarcando todo contienen, la tierra fructífera, y el tormentoso mar,
Reconocen tu dominio, y obedecen tu señal, imponente acompañante del dios invernal [Baco]:
Diosa del matrimonio, encantadora a la vista, madre de los Amores [Erotes], a quien los banquetes deleitan;
Fuente de persuasión [Peitho], secreta, reina favorecedora, ilustre nacida, aparente e invisible:
Conyugal, lupercal, e inclinada hacia los hombres, prolífica, muy deseada, dadora de vida, amable:
Gran portadora del cetro de los dioses, es tuyo unir a los mortales en lazos necesarios;
Y cada tribu de monstruos salvajes temibles en cadenas mágicas atar, a través del loco deseo.
Ven, nacida en Chipre, e inclínate a mi oración, ya sea exaltada en los cielos donde brillas,
O complacida en presidir en el templo de Siria, o guiar tu carro sobre las llanuras egipcias,
Formado de oro; y cerca de su sagrado caudal, fértil y famoso fijar tu morada bendita;
O si te alegras en las costas azules, cerca de donde el mar con olas espumosas ruge,
Los coros circulantes de mortales, tu deleite, o hermosas ninfas, con ojos de brillante azul cerúleo,
Complacida por las orillas polvorientas de renombre antiguo, conducir tu rápido carro dorado de doble yugo;
O si en Chipre con tu madre hermosa, donde las mujeres casadas te alaban cada año,
Y hermosas vírgenes se unen al coro, para cantar a Adonis puro y a ti divina;
Ven, toda-atractiva inclinada a mi oración, a ti llamo, con mente santa y reverente.